En el departamento del Quindío está Calarcá. Es un municipio que ya no es más un pueblo, aunque algunos aún lo recuerdan así. Incluso Calarcá recuerda algo de sí misma pues aún mantiene algunas de sus casas, que son pocas, con la arquitectura de la colonización antioqueña. En una de ellas, siempre se encuentra Luis Fernando Londoño.
Aquella casa es fresca por las tejas de barro que absorben el calor. El suelo de madera, un poco oscuro, que al caminar logra un sonido hueco y a veces chirriante, roba la luz que entra por la puerta, las ventanas y la claraboya que hay en el centro de la casa. Tiene un corredor que rodea un pequeño hall y es el camino a cada una de las cinco habitaciones. La inunda el olor del incienso, del cigarrillo y del polvo. Esta casa es custodiada por Luis Fernando y en ella habitan Pedro Fayad, Eduardo Isaza, Baudilio Montoya y otras 22.061 personas más.
Cada día llegan visitas a la casa. A estas personas, algunas, llegan a conocerlos familiares que nunca conocieron. Tienen también un sin número de películas cuya proyección está exenta de dificultad, viejos proyectores para hacerlo y videocámaras que capturaron una realidad de antaño. El Museo Gráfico y Audiovisual del Quindío cuenta con una gran colección de fotografías de los tiempos en que Calarcá aún era un pueblo y el Quindío tenía pocos de ellos, con máquinas que hace años escribieron y con las cédulas de 22.064 calarqueños que narran tiempos violentos.
“Don Vicente Pérez Gil, comprador y negociante de café, se casó hacia 1930 con Mercedes Aristizábal Gonzáles. Construyeron una gran casa, mucho mayor que la actual, pues pensaban tener numerosos hijos. No tuvieron descendencia natural, pero suplieron la falta adoptando a diecisiete hijos, todos de diferentes orígenes y apellidos para llenar la casa. Actualmente funciona aquí el Museo Gráfico del Quindío…” es parte de lo que está escrito en una placa en negro, con bordes de madera y letras blancas que se haya en el exterior del Museo.
Fue inaugurado el 23 de septiembre del 2006 con el apoyo de 35 personas. Se habían comprometido con el aporte de 10.000 pesos para pagar el arriendo de un lugar donde el museo pudiera funcionar. La velada de inauguración fue un show de poesía y tango con el poeta Álvaro Perdomo. En ella estuvieron la directora Libia Stella Gómez, directora de la película Baúl Rosado y la actriz colombiana Vicky Hernández. “La idea fue de 35 que a los dos meses ya eran 20 y a los 6 meses eran 2. Entonces, como dice el cuento popular de que me dejaron colgado de la brocha, fue una realidad” cuenta Luis Fernando, pues tiempo después de la inauguración tuvo que sostener el museo por sus propios medios.
EL ÚLTIMO RECUERDO ANTES DE OLVIDAR
Paula Alejandra Sánchez Salcedo

A finales del siglo XVI, un hombre con pantalón de tela, camisa blanca, carriel y sombrero salía de Antioquia pues no habían tierras que pudieran ser cultivadas ni minería a la que dedicarse. En busca de nuevas tierras para cultivar, viajó al sur y se estableció allí. Junto a él llegaron muchos otros y de generación en generación nacieron los pueblos. Para ese entonces ya era mediados del siglo XIX.
En 1853 surgen las cédulas con el objetivo de que nadie pudiera suplantar a nadie. Estas eran locales, únicamente se les daba a personas mayores de 21 años y solo eran válidas para votar. Luego, en 1952, se decidió la cedulación con numeración nacional. En el tiempo que tardó el cambio de cédula, cuando los liberales votaban a favor del frente nacional, se ponía a las cédulas un sello detrás que indicaba el voto en el plebiscito liberal. Al haber votado, inmediatamente inscribía a la persona en este partido. Entonces, la llamada “chusma” pedía los documentos e identificaba el partido político de la persona si esta tenía el sello o no. Aquellos que no tenían el sello, se consideraban conservadores.
Estos sellos lograron que muchas personas tragaran su identidad con el fin de proteger su vida. De lo contrario, el primer sello, generaba otro que decía “cancelado por muerte”. Estos sellos dejaron de aparecer en 1958. Ahora todos tenían cédula con numeración nacional.
Tiempo después, en el municipio de Calarcá aún se conservaban las primeras cédulas. Sin embargo, concluyeron un día que era tiempo de desecharlas y en días lluviosos decidieron incinerarlas. Pero un hombre las consideró un archivo importante para la historia del municipio y del departamento del Quindío. Fue entonces que el hombre las tomó como su posesión y decidió abrir un museo para exhibirlas junto a las fotografías de tiempos antiguos.


“El museo se ha enriquecido más por los archivos que traen los recicladores” afirma Luis Fernando con la mirada en el suelo. La razón según Luis Fernando, es que al morir una persona vieja, esta deja pertenencias que valoraba. Los jóvenes, que poco valor le dan a estas pertenencias, las tiran a la basura. “De la basura hemos rescatado unos documentos valiosísimos en la historia, no solo de Calarcá ni del Quindío, sino a nivel nacional e internacional; como encontrar a Mario Moreno Cantinflas toreando en la plaza de toros en el año 1954.”
Las constantes visitas que recibe el museo, en su mayoría, son de otras regiones. Muchos de los calarqueños no se ven interesados en conocer su historia y los quindianos muestran poco. Solo algunas personas muestran verdadero interés y estas son las de más edad. En cambio, las personas de otras regiones manifiestan un gran interés en conocer la historia del departamento.
Hace miles de años nacieron las primeras civilizaciones. Estas con el pasar de los años fueron conquistadas y cambiaron, dejando tras de sí, objetos que dejaron en evidencia su existencia e identidad. Ese pasado fue valorado por las personas y se construyó un lugar donde honrarán su memoria.
Algunos siglos atrás, existieron personas que exploraron nuevas tierras y comenzaron civilizaciones. Estas con el pasar de los años evolucionaron y cambiaron, dejando tras de sí, fotografías que dejaron en evidencia su existencia e identidad. Ese pasado fue valorado por una persona que buscó un lugar donde pudiera honrar su memoria. Ahora ese pasado, está a punto de desaparecer.
Lo que mantiene las puertas del museo abiertas es la pasión de Luis Fernando por la historia del Quindío. De la ayuda de la alcaldía municipal solo ha recibido el fantasma, pues en el pasado le ha propuesto soluciones pero estas no se han llevado a cabo.
Al museo, al igual que a un hombre, lo afecta el pasar de los años. Al avanzar, aumenta el riesgo de cerrar, pues la casa en la que ahora se ubica el museo está en negociaciones para la venta y Luis Fernando no ha encontrado otro sitio al cual trasladarse ya que su presupuesto no es suficiente. Al igual que una madre da vida a un niño, Luis Fernando dio vida al Museo Gráfico y Audiovisual del Quindío, y de la misma manera que un hombre muere de enfermedad, este cerrará sus puertas.
Aunque todas las cámaras y proyectores pasarán a otras manos si el museo cierra, las 22.064 cédulas y fotografías se perderían para siempre, pues necesitan de un proceso para que se mantengan conservadas y, al estar guardas en cajas o en bolsas, serían consumidas por la humedad y el moho. “En este momento y siempre, la mejor prueba de que un hecho existió es una gráfica. No se puede limitar uno a lo que digan a través de textos historiadores porque muchos vuelan con la imaginación y se inventan cosas”, afirma Luis Fernando. “La mejor prueba de que un hecho existió, es la imagen y es lo más importante porque una historia contada y apoyada por la imagen, es una historia real.”
“…Actualmente funciona aquí el Museo Gráfico del Quindío, donde se expone una extensa colección de fotografías antiguas de todos los municipios del Departamento, junto a viejas cámaras y filmadoras de esa época, lo mismo que un importante fondo documental sobre la historia de estas tierras” es parte de lo que está escrito en una placa en negro, con bordes de madera y letras blancas que se haya en el exterior de Museo.
Archivo Museo Gráfico y Audiovisual del Quindío
Archivo Museo Gráfico y Audiovisual del Quindío
“Una vez inaugurado el museo, empezamos nosotros el trabajo de organizar los archivos fotográficos porque lo abrimos con muy poca cantidad de fotografías y el archivo de las cédulas antiguas” dice Luis Fernando, pues al iniciar con el museo solo contaban con 6.000 fotografías, las cédulas antiguas y una pequeña parte del cine patrimonial.
Con el tiempo, los habitantes calarqueños comenzaron a donar fotografías familiares que reflejaban costumbres o antiguos acontecimientos. También donaban viejos acetatos y alguna cámara fotográfica o de video. Entonces, el archivo fotográfico del museo dio acenso. “En este momento ya estamos llegando a las 400.000 fotografías, seguimos con el archivo de las cédulas, hemos adquirido muchos equipos con los cuales se hace la imagen y se reproduce tanto en cine como en fotografía, se reproduce el sonido tanto en casete, cartucho y cinta de carrete abierto en los diferentes formatos.” Dice Luis Fernando.
En 1897 llega a Colombia el cinematógrafo de los hermanos Lumière y lo hermanos Di Doménico proyectaban películas nacionales en el salón Olympia de Bogotá. Luego, en 1922 se realiza la adaptación de la novela María de Jorge Isaac, la cual fue el primer largometraje de ficción que se realizó en el País. 5 años después, el cambio del cine mudo al cine sonoro generó un atraso en el campo audiovisual en Colombia. Más tarde, en 1950 se realiza el primer cortometraje surrealista “La Langosta Azul” y en 1970 aparece la pornomiseria. Luego en 1978 nace FOCINE y a partir de ese momento el cine colombiano comienza su acenso.
Mientras en el resto del país se producían grandes películas, algunos grababan los notables momentos del Quindío. En algún lugar había una persona registrando la llegada del primer avión al Quindío y otra registrando la llegada de Carlos Lleras Restrepo al municipio de Quimbaya en 1960. Estos videos perduraron por personas que los consideraron valiosos y que con el tiempo los pasaron a las manos de Luis Fernando.
Archivo Museo Gráfico y Audiovisual del Quindío
Archivo Museo Gráfico y Audiovisual del Quindío

Archivo Museo Gráfico y Audiovisual del Quindío
Juego de TUTE - 1938
Plaza de Calarcá- 1916
Cédula No. 0001- Pedro Fayad
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Martes, 7 Junio 2016
TEXTO: PAULA ALEJANDRA SÁNCHEZ SALCEDO
FOTOGRAFÍA: MUSEO GRÁFICO