OPINIÓN
CASINO
Milena Mora
Aquí vamos de nuevo, quejándonos, acomodándonos, apostando los instantes de corta vida al mejor postor, dando nada y perdiéndolo todo, así, solo viviendo.
De los peligros existentes el más dañino es el hombre. Somos capaces de crear, de destruir, de matar, de dar vida, somos audaces, somos mediocres, agiles e inútiles, llenos de bondad y al mismo tiempo somos ruines. Basta con mirar hacia atrás y ver que en ocasiones hemos sido dioses y en otras hemos sido demonios. Estamos en capacidad de mover el mundo, aun así somos perezosos, enfermos y preferimos solo esperar y ver como alguien más lo hace por nosotros, como poco a poco nos vamos consumiendo.
Nos agobia saber que el mundo está en manos de gente buena y mala por igual, nos agobia pensar en el presente y somos ansiosos esperando el futuro, nos construimos vidas basadas en sueños, en ilusiones; somos cobardes, muchas veces nos limitamos a actuar, y también somos valientes al seguir insistiendo.
Lloramos, nos lavamos la cara y nos volvemos a maquillar, pues afuera hay un mundo esperando una sonrisa o una batalla de vuelta. Nos arrepentimos de no haber entregado lo suficiente o de haber dado más de lo que debimos, nos impresionan los lujos, la belleza, pero no alcanzamos a imaginar cuanto nos podría sorprender todo lo que de verdad somos, de todo lo que seríamos capaz, sino lleváramos máscaras y miedos encima.
Le tememos a la soledad, no nos aguantamos ni nosotros mismos, nos defendemos con pasiones, reprochamos pero siempre nos acabamos moldeando a la vida, caemos y nos levantamos, a veces más fuertes y otras derrotados, hacemos tonterías y sabemos que lo son, somos ingenuos y prejuiciosos, tratamos de tener todo bajo control, creemos que somos nosotros quienes movemos las fichas del juego, cuando en cualquier momento es el juego quien nos mueve a su antojo.
Vivimos en utopías donde todos tenemos lo que queremos, queremos saber muchas cosas, pero nos da pereza aprender, queremos estar en lo más alto y nos da pereza tan solo pensar en la subida, queremos ser felices y no queremos sufrir, aun sabiendo que lo uno es imposible que vaya sin lo otro.
Lo malo y lo bueno seguirá ocurriendo allá afuera con o sin nosotros, entonces debemos pensar si nos queremos unir a la fiesta y seguir intentándolo, entonces nos lavamos la cara de nuevo, tomamos un café cargado, salimos a la calle y volvemos a ser dioses o demonios, depende de nuestra voluntad o de nuestra estupidez.
TEXTO: MILENA MORA
Martes, 31 Mayo 2016
COMPARTIR ESTE ARTÍCULO EN: