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SOY COMO SOY Y TENGO CONCIENCIA EXACTA DE QUIÉN SOY 

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En medio de una tarde larga y agotadora, me reuní con el señor James Padilla, un día después de conocerlo por primera vez, esta vez con un poco de afán por parte de ambos, pues nos esperaban otros quehaceres que debíamos atender con rapidez.

 

En la sala de su casa, junto a su esposa y tomando un buen café, él me cuenta como fue de niño, de donde nació esa pasión por los medios y cómo ha sido su vida profesional como periodista.

 

¿Cómo era usted de niño, como era su entorno familiar?

Era un pequeño común y corriente, el menor de tres hombres y mayor que una hermana, con mi vida transcurriendo en una finca y estudiando en una escuela rural, allá hice mis primeros años como estudiante y viviendo en ese ambiente tan cálido, tan suave de la ida rural y amasando sueños.

 

En este espacio, su señora esposa lo llama, pues lo necesitan al teléfono y él acude pidiéndome permiso, cuando regresa me dice que no quiere tocar ese tema, pues para él no tiene mayor relevancia.

 

¿Qué lo incentivo a ejercer el periodismo y cómo fueron sus inicios en los medios (radio y televisión)?

Mis inicios en la radio fueron muy sencillos como estudiante de bachillerato y con mucho deseo de incursionar en algo que era como el atractivo mayor  para cualquier joven en ese entonces. Fui invitado después de una ceremonia en la que fui  coordinador en mi colegio por uno de los locutores más famosos en mi ciudad a ayudarle en un programa deportivo que él hacía en la radio. Ahí tuve una vinculación con la parte administrativa de la emisora “Ondas del Valle” y posteriormente ellos me hicieron un curso acelerado como locutor para nombrarme poco tiempo después como locutor de planta de una emisora en la que habían estado verdaderas figuras de la radiodifusión del occidente colombiano. Tenía 14 años y dos meses, era prácticamente un niño, entonces. Después de mucho tiempo transcurrido en la radio acá en el departamento del Quindío y coincidiendo con la puesta en marcha del canal regional Telecafé fui invitado por un queridísimo amigo periodista Alpidio Escobar López a hacer parte de un proyecto que él empezaba a realizar en el nuevo canal y era este programa Cafegol que es pionero en este tipo de programas en la televisión regional de Colombia.

 

¿Cómo vivió esos años en estos medios?

Antes de responder, se ríe y me mira como si no supiese la sensación que él tiene, luego de un suspiro procede a contestar.

Los años en la radio fueron para mí la etapa más bella de toda mi vida, fue lo que siempre quise, lo disfrute plenamente, y ha sido para mí como la recompensa o la razón de haber vivido, todo ese tiempo en la radio, que fue la actividad principal dentro de los medios a la cual me dedique. Después, unos veintitrés años atrás, recibí la invitación para participar en el programa Cafegol, era la incursión en un medio para mí diferente pero muy atractivo como la televisión y ha sido también un complemento a la alegría de sentirme profesional como periodista deportivo.

 

¿Cómo fue su transición en la prensa y en la radio?

En  general fueron cincuenta y tres años contiguos en la Radio, empezando desde tan temprana edad, con una vinculación posterior a los medios escritos, trabajando para el diario El Tiempo, como corresponsal deportivo en la ciudad de Armenia, para el diario La Patria de la ciudad de Manizales, El País de Cali. También para uno como órgano de información y comentario deportivo que venía con el diario El Tiempo que era cronometro, ahí también tuve la oportunidad de trabajar con periodistas muy notables como Rafael Matallana, después como columnista de la crónica en el departamento del Quindío, cuando precisamente nació en este departamento ese órgano de información escrita de los quindianos y en general han sido, ya casi cincuenta y cinco años de vinculación directa al periodismo deportivo a través de estos distintos medios que ya hemos mencionado.

 

¿Cuál ha sido el reconocimiento más valioso que usted ha recibido?

El mejor reconocimiento que  me han hecho como profesional, me lo hicieron a mí y a todos los que conformaban el grupo de trabajo en la radio en RCN. Los aficionados, las gentes, oyentes, en el año de 1983. El grupo de “Los dueños del balón” de RCN recibió el  83.6% de los oyentes en una trasmisión de fútbol, escuchando ese grupo que yo tenía el inmenso honor de dirigir. Eso significaba que de cada cien personas, 83 o 84 nos estaban escuchando en la trasmisión de un partido de fútbol. Mayor reconocimiento es muy difícil, y esa fue mi gran satisfacción.

 

¿Cuál es el mejor recuerdo que tiene a lo largo de la vida como periodista?

El mejor recuerdo, yo diría que hay dos. Uno en la vía personal, que es el nacimiento de cada uno de mis hijos y ya en lo que tiene que ver con un recuerdo eminentemente deportivo como profesional, no sé, es como tan sencillo, como tan simple pero que es afín a lo que fue mi carrera, en un época decembrina con un equipo magnifico que tenía el Quindío, Daniel Alberto Tilger, un delantero muy bueno que tenía el cuadro Deportes Quindío, logró conseguir un par de anotaciones frente al Deportivo Cali, era un enfrentamiento trascendental en ese momento en el centenario y de pronto en uno de esos goles, no sé de dónde sacó un gorrito de navidad y se lo puso celebrando por toda la cancha recibiendo la aclamación del público. Ese momento, cuando yo tuve esa imagen y con la alegría de la anotación y del seguro triunfo del Deportes Quindío y viendo a Daniel con ese gorrito de navidad, tuve una sensación de regocijo íntimo, que no he podido borrar de mi memoria todavía.

 

¿Cómo se define usted frente a la sociedad, su trabajo  y frente a usted mismo?

En cuanto a mi presencia o mi lugar entre la sociedad del departamento del Quindío, yo simplemente he tratado de hacer mi trabajo consciente de lo que representa el compromiso como periodista con una región. Es la imagen que yo he tratado de reflejar, he recibido múltiples manifestaciones de afecto por parte de las gentes en el departamento del Quindío y eso me ha comprometido. Pero la verdad que en eso uno no puede llamarse engaños, ni tener unos afanes que no valen la pena, lo importante para uno no es el reconocimiento, sino ser lo que es. Soy como soy,  y tengo consciencia exacta de lo que soy, de lo que ha hecho, de lo que he representado, de mis valores y de mis flaquezas. Pienso que he sido un hombre con la mejor intención de acoger el periodismo como una manifestación o una manera de servirle a la comunidad, seguramente no he podido cumplir ese cometido en toda su magnitud, pero lo he intentado, es lo más importante para mí. Como lo he intentado y de algunas pequeñas cosas que hemos podido realizar.

 

Al momento de continuar con la siguiente pregunta, recibió otra llamada la cual atendió con prontitud. Desafortunadamente hasta ahí llegó la entrevista, aunque no había ya casi nada que contar según él. Luego de colgar, me pidió excusas y me dijo que se debía marchar, que tal vez en otra ocasión nos volveríamos a encontrar y me terminaría de contar las pocas cosas que faltan.

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