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Santiago Martínez Cardona es un joven de 26 años que vive en Circasia-Quindío, su vida se divide entre sus dos grandes amores, y no, no hablo de mujeres, me refiero a su profesión de abogado y de músico.

 

Su amor por la música surgió a los doce años cuando después de soñarse tocando guitarra le dijo a su madre que él quería aprender a tocar un instrumento, para Navidad de ese año su tío le regaló una guitarra y allí empezó su proceso musical. – yo mantenía por ahí intentando solo porque no tuve profesores ni nada,  aprendí así en la calle o con lo que veía en internet, porque de hecho no soy un músico técnicamente formado, lo mío es más empírico, algo más pasional– asegura el joven.

 

Él quería estudiar filosofía y tocar guitarra, pero su padre deseaba que su hijo fuera un exitoso abogado. A los 15 años empezó a estudiar derecho en la Universidad la Gran Colombia y le llamó mucho la atención, aunque lo que realmente le apasionaba era la música, dice que es algo que sale del alma, una forma de estallar el espíritu, sin embargo continuo con sus estudios y finalizó su carrera en el año 2009, hizo su adjudicatura en la Alcaldía de Circasia y trabajó 2 años más en el lugar.

 

Este joven se la pasaba tocando con su primo Camilo, quien toca la batería, inventaban canciones y las interpretaban. En una ocasión Santiago se encontró con Alexander Loaiza, un viejo amigo y decidieron tocar juntos, ahora eran 3. Se reunían en la casa de la tía de Santiago y ellos mismos componían las melodías y las canciones, de allí surgió una banda de punk. Una noche, ya con algunos tragos encima, Santiago empezó a pensar en su banda y se le ocurrió llamarla ‘’Los Pistoleros Ciegos’’, este nombre tuvo una gran acogida y no solo por parte de los integrantes, desde allí empezaron las llamadas para realizar toques en diferentes lugares.

 

Un día Los Pistoleros Ciegos estaban tocando en el parque central de Circasia, la gente estaba animada y de un momento a otro se armó un pogo, todo el mundo estaba invadido por la música, minutos después llegó la policía y los bajó de la tarima con el argumento de que estaban incitando a la violencia; si Santiago no supiera de leyes, en especial de la que habla de la libre expresión, esa noche la hubieran pasado en una celda del CAI.

 

Jorge Echeverry, amigo de Santiago, empezó a organizar toques en el parque central de Circasia. Los Pistoleros Ciegos eran convocados para tocar, pero cada que veían que ellos estaban invitados decían que si tocaban el evento debía cancelarse, todo esto sucedió después de aquel altercado con la policía. Cuando Santiago se enteró de la situación se dirigió a hablar con la Secretaria de Gobierno– le dije que cómo se le ocurría hacer eso, que ella sabía que se estaba equivocando, que existen eventos como el Rock al Parque, Alta Voz, Manizales Grita Rock y Convivencia Rock que destinan recursos públicos para abrir esos espacios, pero que aquí con ese mini cerebro que tienen, culturalmente hablando, no tienen flexibilidad musical, ella estaba parcializada musicalmente– expresó el joven. Después de esa charla, les permitieron crear el Decibel Festival donde lograron traer bandas de diferentes lugares he hicieron que el rock and roll se sintiera en Circasia.

 

Este hombre sabe manejar sus horarios y dedicarle el tiempo justo a sus dos pasiones. De lunes a jueves se le ve en traje, corbata y con casos por resolver; viernes, sábado y domingo se la pasa en jeans, converse y con una guitarra para afinar. Es un abogado responsable y entregado a su trabajo, pero también es un guitarrista enamorado de la música y de la manera en la que puede desahogarse a través de ella– Yo creo que Santi es de las pocas personas que logran hacer sus mayores aficiones y pasiones dedicándoles el mismo tiempo y la misma disciplina, quizás el rock no va de la mano con las leyes ni estados gubernamentales como tal, pero él ha sabido argumentar las leyes a favor del rock, convirtiendo estos dos oficios en uno solo, ejemplo de beneficio en ambos sectores, entonces a ciencia cierta creo que es una persona sumamente inteligente, dado a que el hibrido que ha logrado, es una razón de peso para llegar donde muchos no pueden– asegura Andrés, un amigo del joven.

 

A Santiago todos esos conocimientos que ha adquirido como abogado le han servido para defender lo que tanto ama. Aunque no fue por decisión propia que ingresó a estudiar derecho, terminó enamorándose de su profesión porque se le facilita argumentar y defender una idea, dice que cuando está inspirado se desenvuelve bien en cuanto a la oratoria y la persuasión, de hecho piensa que la columna vertebral del derecho es la filosofía y tal vez fue eso lo que lo enamoró del mundo de las leyes.

 

Por más que parezca que estos dos oficios son completamente ajenos el uno del otro, a Santiago se le ha hecho fácil desempeñarse a la perfección en ambas tareas– creo que en mi caso el derecho ha interferido para bien en la música, porque en Los Pistoleros Ciegos hacíamos canciones con un tono más político y todo es derivado de interpretaciones que uno empieza a hacer de los conocimientos que el derecho me ha brindado– asegura el joven.

 

Actualmente trabaja en la ciudad de Pereira en la Dirección Seccional de Administración Judicial y también es el guitarrista y vocalista de la banda local de grunge, Radioactive Cocktail. Santiago Martínez defiende la música, pero también la ley. Tiene el poder de convencer a magistrados y jueces con argumentos bien fundamentados, pero también logra convencer y atrapar a un grupo de jóvenes amantes de la buena música. Él es el abogado del rock and roll.

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