Para varios es la forma de mantener cierto erotismo y sensualidad en una
relación (no necesariamente a distancia) para otros es el simple hecho de pedir
y enviar fotos ‘calientes’, mostrando poco, o mucho. El sexting es ambas, y
todo depende de la riqueza visual que se busque y que se brinde. Claramente,
para este juego mínimo deben haber dos, cada uno, ya sea en un smartphone,
tablet o computador con acceso a internet, y mucha curiosidad de ver e
imaginarse al otro.

     ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo dar pie a esta tendencia? Se recomienda empezar
con una sencilla conversación por WhatsApp, Messenger o Tinder, entre otros.
Como en el buen sexo no se suelta todo de una, se buscan espacios y tiempos
donde haya confianza para que todo sea un éxito. En seguida se van dando las
cosas, entre frases de coqueteo y una que otra foto no muy reveladora se va
jugando, se va buscando.

     La descripción es fundamental, la forma de escribir suma o resta en este
cortejo virtual, el ritmo lo marcan los detalles, es muy común describir que se
trae puesto, cómo es el lugar donde se encuentra y, por supuesto, qué se está
haciendo. Es una herramienta útil como juegueteo previo antes de llegar a casa
y verse con su pareja. También es lo más cercano al sexo que algunos
hombres o una mujeres tendrán.

    Es por esto que el chat caliente es para todos, para los escasos de confianza
que se paralizan cuando están en frente de la persona que les gusta. Para los
que no se aguantan las ganas y curiosean al novio o novia desde el trabajo.
Pero como todo lo rico tiene su lado negativo, al subir fotos a la red se es
vulnerable a qué estás personas con las que hablamos u otras, manipulen
nuestra información, nuestra privacidad.

    A pesar de esto la gente no se vara, simplemente se toma las fotos siendo más
conscientes, entonces no hay cómo comprobar de forma conduente quién está
en la imagen. Por ejemplo, la manera más segura es no mostrar el rostro, el
tatuaje que todo mundo sabe que lo tiene, el lunar que la abuelita lo conoce.
Sin embargo, por la inmediatez los usuarios olvidan esto, lo cual,
indudablemente en algún momento trae consecuencias.

  Hace un tiempo un amigo me comentó que tuvo en el bachiller una experiencia incómoda, se filtraron las fotos que una amiga le había enviado al novio. Todo el colegio vio la serie de selfies las cuales ella había compartido con su pareja, y que este al perder su celular dejó a la deriva su intimidad. A menos de ser un mago de la computación y poder eliminar todo lo no deseado en dispositivos ajenos, acuda a la sensatez en estos casos, exponga únicamente lo necesario. El sexting es una ventana abierta para todos, donde se está dispuesto a muchas cosas. Por esto, cabe resaltar la responsabilidad de los mensajes y fotografías, todo bajo el respeto, después, disfrute.