ENCUENTROS
DE UN DESENCONTRADO
Por: Shara María Bueno Ramírez
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El nacimiento, tomado como la aceptación del montón de normas que debemos memorizarnos y acatar para ser el orgullo de la familia, el buen hijo, el futuro de nuestro país, nos traza el mapa para que la vida se nos dé más fácil. ¿Qué pasaría si en ese camino encomendado nos perdemos? Mamá ya no nos miraría igual y papá refunfuñaría, impotente frente al fracaso de crianza. Ya no seríamos el ejemplo a seguir, ni el egresado que habla sobre su exitosa vida; ni el padre que al regresar a casa su esposa y sus hijos lo están esperando con besos y abrazos; ni el empresario que viaja y sube fotos excitado por los lujos que él mismo puede darse. Seríamos algo así como Raúl Gómez Jattin, pero sin su genialidad, sin sus burras, sin la ternura que lo caracteriza, sin su locura, sin su lucidez y, sobre todo, sin marcar la historia de la poesía en Colombia.
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Jattin, traído al mundo por el fruto bendito de la unión entre de la sangre costeña y sirio-libanesa, es, ante los malos ojos de las vecinas que rondaban cada uno de los lugares que habitó: “la rareza del que tenía todo y lo dejó por el vicio”, “el ejemplo de la perdición de esos hippies que leen y escriben poesía”, “el loco que conocía más de cárceles y manicomios que de familia y amor”, desconociendo que esa “bestia” sería capaz de escribir los versos más sentidos y conmovedores que lograría que su poesía hiciera parte de un lenguaje y una memoria al nivel de Rimbaud y Porfirio Barba Jacob.
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Las dudas sobre lo que lo hizo empezar a escribir poesía tambalean entre su locura, que estalló después de la muerte de su padre, y la lucidez que poseía por temporadas. Los estragos de su vida y sus inconfundibles versos merodean en la inocencia del anhelo de amar, la soledad, el dolor, la angustia, la intemperie y el sexo. “El poeta de la calle” (El Espectador), “la bestia tierna que escribía y soñaba” (El Heraldo), sigue retumbando en la cotidianidad con sus letras, aunque su existencia haya terminado bajo las llantas de un bus hace 21 años.
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-Desencuentros
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Ah desdichados padres
Cuánto desengaño trajo a su noble vejez
el hijo menor
el más inteligente
En vez de abogado respetable
marihuano conocido
En vez del esposo amante
un solterón precavido
En vez de hijos
unos menesterosos poemas
¿Qué pecado tremendo está purgando
ese honrado par de viejos? ¿Innombrable?
Lo cierto es que el padre le habló en su niñez de libertad
De que Honoré de Balzac era un hombre notable
De la Canción de la vida profunda
Sin darse cuenta de lo que estaba cometiendo.
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-Raúl Gómez Jattin.
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https://www.elespectador.com/noticias/cultura/raul-gomez-jattin-el-poeta-de-calle-articulo-563740

