La deslocalización del territorio

Tomado de: www.casadellibro.com
La ira podría ser el sentimiento del nuevo milenio, estamos atemorizados y
furiosos, en un círculo que parece no tener una solución cercana. Esto se
encuentra difundido de manera constante por los medios tradicionales y las redes
sociales virtuales que sirven de trinchera, para aquellos que desean vociferar
pensando que la realidad está ahí. Lo que nos lleva a proponer un momento
de pausa en el cual se pueda reflexionar sobre el impacto de nuestras acciones,
las de otros y la forma de enfrentar esta realidad construida desde el temor.
Slavoj Žižek filósofo, rockstar, polémico y sobre todo un académico que nos
llama a pensar sobre el mundo actual y nuestra influencia en los sucesos que nos
rodean, escribe el libro Islam y modernidad, reflexiones blasfemas para plantear
algunos interrogantes sobre la aparición del Estado Islámico (EI) y sus
consecuencias inmediatas en la geopolítica occidental. De igual manera, explora
sentimientos como la ira, el temor; al igual que plantea algunas respuestas que
nos guían por esta obra editada por Herder y que vio la luz en el año 2015, en la
ciudad de Barcelona, hecho irónico, pues en dicha ciudad se presentó uno de los
últimos atentados del grupo extremista.
En el libro el esloveno afirma que la pasividad de los liberales es la
culpable del ascenso del EI, cuestionando el papel de los líderes políticos y la
falta de una defensa contundente a los derechos y libertades individuales que son
una de las banderas del capitalismo, modelo económico que el autor ataca.
“Mientras la ideología oficial del EI vapulea la permisividad occidental, la práctica
diaria del EI incluye orgías carnavalescas (violaciones en grupo, torturas y
asesinato, robo a los infieles). La radicalidad insólita del EI reside en el hecho de
que no enmascara su brutalidad, sino que la despliega abiertamente” (Žižek,
2015), así pues, tanto el perpetrador como el espectador pasivo posee su rol en
este juego siniestro, que en últimas tiene a la figura de la mujer como una de sus
máximas sacrificadas.
El problema radica en la forma de interpretar el mundo, lo que para el
pensamiento aprobado en la gran mayoría de religiones y modelos políticos de
occidente está bien, en el medio oriente es una ofensa para el islam. En este
ensayo Žižek ubica a la seducción como uno de las grandes desavenencias entre
estas dos formas de pensamiento. “Esta tolerancia liberal de la seducción (que
subvierte de facto al sujeto libre y autónomo de los liberales, convirtiéndolo en
victima pasiva de estímulos externos, de modo tal que la libertad liberal se
convierte en realidad en libertad de ser seducido y manipulado por otro) es luego
contrastada con la teología islámica, en la que la seducción es un asunto que
suscita una gran preocupación” (ibíd). Bajo este tipo de contradicciones se validan
muchas de las violaciones en grupo, las lapidaciones y otro tipo de abusos que se
han llevado a cabo, por grupos como Boko Haram, Al Qaeda y EI, todos escudados
en una interpretación religiosa extremista.
Las preguntas van hilando la narración y nos llevan a cuestionar el papel de
unos y otros en este panorama global, en el cual la deslocalización es una realidad.
La guerra no se vive en un lugar delimitado, las fronteras se ampliaron. Ciudades
como New York, Moscú, Berlín, Paris, Barcelona, Londres, entre muchas otras son
puntos de ataque. Desde bombas, disparos en teatros, francotiradores de caza en
campamentos infantiles, hasta autos arroyando personas en las calles más
reconocidas del mundo. Lo anterior, es una realidad que después de la segunda
guerra mundial se creía superada, pero el mundo se recicla y los peores miedos
están regresando, dictadores, nacionalismo, partidos pronazis, fascistas. Todo
esto nos permite cerrar con una pregunta de Slavoj Žižek ¿cómo hemos llegado a
este punto?
Por: César Aristizábal

